jueves, 27 de mayo de 2021

Con el alama desnuda

 

 


Siendo muy joven, intenté escribir una novela de amor la cual titulé: Dos almas y un destino. ¡Aquello fue un desastre de principio a fin!

Recuerdo aquel día, en que inocentemente le hablé y mostré al padre de mi nuevo alumno de guitarra por aquellos años, el manuscrito de mi novela; sin imaginar el calibre que tenía como escritor aquel hombre de mirada profunda, que sentado desde el sofás, me hizo un montón de preguntas muy lógicas como padre, con el objetivo de saber si la persona que se encargaría de la educación musical de su pequeño hijo aunque llegó recomendada, estaba debidamente capacitada para asumir esa tarea, y pasé con éxito la entrevista, porque ese mismo día impartí la primera clase al niño y quedamos en vernos la semana entrante para la siguiente.

Pero como ya habíamos hablado acerca de la posibilidad de que me revisara el manuscrito, se lo dejé para que lo revisara con calma, “como toda una escritora con oficio”.

Cuando volví nuevamente a su casa aquella tarde de sábado, para impartir la segunda clase, él fue quien abrió la puerta, y vi que tenía entre sus manos dos sobres: uno de color blanco para cartas (el cual me entrego y guarde en mi cartera sin revisar el contenido), y otro amarillo para documentos. Entonces, me pidió que me sentara en una de las sillas del comedor, y con mucha sutileza, abrió el sobre amarillo y {…}

Bueno, este fragmento que acaban de leer, pertenece a uno de los post que conforman (la parte primera) de mi primer libro, el cual debe salir al mercado en la primera quincena de junio, como regalo de cumpleaños por mis 60 años de vida.

Próximamente, avisaré la fecha exacta donde el libro aparecerá en promoción gratuita durante tres días, en inglés y español para todos los lectores que deseen degustar del mismo.

Solo me queda darle las gracias a todas las personas (que ya son más de 15, 000), que han visitado nuestro blog a través de estos cinco años de creado.

Gracias, y que el señor me los bendiga. 

 


sábado, 3 de octubre de 2020

 


 

Ámame, como te amas a ti mismo.

 

Decir que el Coronavirus tiene algo de positivo, tal vez podría resultar un insulto a la memoria e inteligencia de cualquier ser humano. ¿Pero qué tal, si pensamos en la lección de vida que experimentamos cotidianamente en cuanto a relaciones interpersonales? Porque es evidente, que la pandemia nos impuso un compás de espera, para que reflexionemos en algunas áreas de nuestras vidas, que tal vez no estaban tan bien edificadas como pensábamos o parecían.
Por ejemplo, se de muchas personas que sufrían porque “san trabajo” no les dejaba espacio para NADA, mucho menos para compartir con la familia y hacerlo con la calidad y  tiempo requerido. ¿Pues ahora a quien le vas a echar la culpa por tu falta de dedicación al núcleo de la sociedad? Dime a quien…   
¿Hay algo más importante en esta vida que no sea la familia?... esa familia por la cual  te partes  el lomo trabajando para que no les falte “nada”. ¡Y al final…siempre le faltabas tú!
Por eso, considero que este es un buen momento para tomar el volante y recuperar no solo el tiempo perdido, sino también a tu pareja, si es que no la perdiste antes.
En estos siete meses de aislamiento social, muchas personas descubrieron a través de la convivencia que tan frágil estaba su relación de pareja y otros, simplemente la  fortalecieron. No son pocos los que han visto salir  la tolerancia por la puerta y el amor fugarse por una ventana debido a la fragilidad antes mencionada.           
La vulnerabilidad de la raza humana quedo al desnudo cuando la pandemia nos puso en jaque sin importarle la condición social, económica, ideológica, religiosa ni sentimental del individuo, todos somos candidatos al contagio: ¡incluso el presidente de los Estados Unidos!
Aun  tomando las medidas de prevención para evitarlo, tal vez resultando ser el desafío más complejo que deba enfrentar y resolver la humanidad en lo que ha trascurrido del siglo XXI.
Un número considerable de personas ya siente las consecuencias psicológicas que produce el aislamiento involuntario al cual hemos estamos sometidos (el ser humano es un animal de costumbre), por eso, nos aferramos inconscientemente a las actividades que cotidianamente realizamos  como: trabajar, estudiar, participar en  eventos culturales y religiosos como parte de un statu social.
El  Covid-19 no solo ha dañado severamente la economía a nivel mundial, sino también la filosofía de vida de  muchos seres humanos.
 Además, puso de relieve lo mejor y  lo peor de los humanos,  así como su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades post- Covid  y resalto la  destreza de algunos gobernantes para aminorar el índice de muerte  por esta terrible pandemia.   
Los aplausos, que  como muestra de agradecimiento le tributan los pacientes potenciales (el pueblo) al personal de las diversas entidades por su labor altruista, realizadas al precio de arriesgar  sus vidas y la de sus seres queridos para salvar vidas ajenas, considero que no son suficiente, ellos merecen más. Merecen sobre todas las cosas, el respeto de la humanidad toda, para que sus esfuerzos cotidianos no sean en vano.
Todavía se puede observar en las calles la irresponsabilidad ciudadana de algunas personas, quienes reúsan el uso de mascarillas o el distanciamiento social en áreas públicas, donde las posibilidades de contagio se multiplican y ponen en riesgo la salud de muchas personas incluyendo a los familiares de los propios infractores. Tal vez,  porque muchos o ninguno de ellos, han tenido que atravesar por la desagradable experiencia de perder a un ser querido a causa de la pandemia. 
Transcurrido casi un año de los casos registrado en china, aún la humanidad no cuenta con una vacuna para disminuir la cadena de contagios, pero si con mucha información acerca de cómo protegernos a nosotros y proteger a los nuestros, simplemente utilizando la auto prevención.
 Por eso te pido que te cuides…es más, te lo exijo,  para que me ames, como te amas a ti mismo.                    
  Autora. Carmen Tamara

 

miércoles, 27 de marzo de 2019

Trastornos afectivos

 Manteniendo el equilibro entre mente y emociones

 

Lo que distingue y caracteriza tu personalidad, individualizándola y haciéndola especial y diferente de las demás personas es el componente afectivo-emocional. Es lo que viste elegantemente al intelecto, expresando y defendiendo sus intereses para lograr el éxito. De aquí la importancia que tiene los sentimientos y las emociones para el  buen desarrollo personal en tu vida.
Las funciones afectivas constituye un aspecto primordial para el desarrollo de tu personalidad ya que el equilibrio o desequilibrio de la misma, así como el ajuste o desajuste de su actuación, están vinculadas con el tipo de interacción, armónica o equilibrada, y desarmónica o desequilibrada, que tengan entre las funciones cognitivas y afectivas.
La causa de muchos de estos trastornos afectivos en la esfera afectiva es imprecisa. Ellos pueden estar influenciados por factores biológicos, psicológicos o sociales, pero sí podemos en gran medida prevenir la aparición de los mismos.
Esta es una síntesis de la relación entre los procesos cognoscitivos y afectivos la cual se puede dar de la siguiente manera.

Relación desarmónica con predominio de los procesos del conocimiento

Son las personas que presentan una tendencia a hacer un uso preponderante de la capacidad intelectiva y creen que todo lo pueden resolver usando la razón por esta inteligencia. Son personalidades propensas a ser afectivamente frías y calculadoras, con un predominio del análisis racional ante las contingencias de la vida.
Para evitar que este desajuste interfiera en nuestra vida y nos pueda llegar a enfermar, se recomiendan los siguientes puntos:

  1. Reconocer y aceptar que tienes un intelecto insuficiente para encontrar soluciones a todos tus problemas.
  2. No saturar el cerebro con demasiada información para ponerla en función de tu ego o para evidenciar tu capacidad cognitiva.
  3. Ten el privilegio de poderte equivocar y buscar ayuda personal, para potenciar los vínculos sociales, afectivos y espirituales sobre los del conocimiento.
Las características para la relación de desequilibrio con predominio de lo cognoscitivo pueden corresponderse con las personalidades paranoide o esquizoide.
“Porque el saber demasiado puede traer mucho malestar, y mientras más conocimiento, mayor angustia y sufrimiento ´´. Ecl.1:18

Relación desarmónica con predominio de los procesos afectivos

Son las personas que presentan una tendencia a hacer un uso preponderante de los sentimientos y emociones, afectos y estados de ánimo, suprimiendo la capacidad intelectiva.
Son personalidades emocionalmente inestables, susceptibles o irritables, inhibidas o impulsivas con otros síntomas asociados como inquietud, indiferencia, insatisfacción y una sensación de peligro inmediato.

Al igual que en el punto anterior, también damos varias recomendaciones para evitar que este desajuste perjudique nuestra vida:
  1. Tener en cuenta la debilidad que presentas en esta área, no exponer tus sentimientos abiertamente, y razonar antes de actuar impulsivamente.
  2. Evitar crisis de tipo afectivo emocional, despejando del campo visual y auditivo todo lo que le produzca inconsistencia psicológica o estados de ánimo indeseado.
  3. Confiar más en tus cualidades positivas como ser humano y buscar el momento y la persona adecuada para desarrollarla.
Las características para la relación de desequilibrio con predominio de lo afectivo pueden corresponderse con las personalidades que funcionan a nivel neurótico y con síndromes afectivos.
“La necedad puede desatar la ira y la soberbia, pero el prudente logra sosegarla´´. Pr.29:11
“Una personalidad efectiva es aquella que no es ni tan inteligente ni tan afectiva´´

Relación armónica de los procesos cognoscitivos y afectivos

Son las personas que presentan una tendencia al equilibrio entre estas funciones (cognitivas y afectivas), entre el conocimiento y su significación con el modo de expresión de los sentimientos, afectos y emociones.
Esta relación equilibrada entre ambas funciones psíquicas, sin predominio de un proceso sobre el otro, es la que debe permanecer en los individuos con una personalidad supuestamente estable.

Carácter cuantitativo de los trastornos afectivos

El carácter cuantitativo de las funciones afectivas se da por la frecuencia de los cambios de intensidad en las reacciones afectivas llamativas en relación con el estímulo que la determina, esté dicha reacción aumentada o disminuida.
Aquí aparecen los síntomas como la Hipertimia, Hipotimia y Atimia. 
La Hipertimia: Es el afecto producido por un estímulo donde la persona manifiesta una reacción afectiva excesiva e inadecuada antes acontecimientos que pueden o no tener una relación con dicha persona. Se comporta como un estado de ánimo de alegría, satisfacción y bienestar exagerado.
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